Qué larga se hace la espera n el pequeño salón, rotuladores y ceras tele, libros y un sillón. Son la única manera de encontrar la diversión. Las horas pasan despacio siempre la misma canción .Las doce, las dos, las cuatro va caminando el reloj. Pero rompe la rutina
una leve alteración cuando suena en la cocina el roce de algún tazón. Ese pequeño sonido cambia a muchos el humor pues significa que es hora de sentarse al comedor. Más para mí su sentido no es otro que el de temor la cena se ha convertido de lo malo en lo peor. Alimentos en el plato de todo tipo y sabor pasa, pasa y pasa el rato sigue limpio el tenedor. ¡Comete la mantequilla! Dice a mi lado una voz continúa la pesadilla aún no he acabado el arroz. Después de librar batalla en medio del comedor, retiran toda metralla y se presenta el doctor. En la consulta vacía hace eco su sermón se repite cada día siempre la misma canción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario